Mucho se oye hablar de los coches deportivos, una cualidad que los fabricantes destacan en multitud de modelos que, aparentemente, no tienen nada que ver. Pero ¿sabemos realmente qué es un coche deportivo?
¿Son verdaderamente deportivos todos los modelos que los fabricantes publicitan como tales? Conozcamos las auténticas características de un auto deportivo y así saldremos de dudas:
Qué son los coches deportivos y sus tipos
Un coche deportivo, por definición, debería de ser un vehículo que se utiliza en competiciones automovilísticas. No olvidemos que el automovilismo está considerado oficialmente un deporte, aunque muchas personas opinen que no merece tal consideración.
Sin embargo, aunque la acepción inicial era esa, pronto la calificación de coche deportivo se extendió a aquellos vehículos que presentaban algunas similitudes con los coches de competición.
En la actualidad, la expresión automóvil deportivo incluye a vehículos que tienen ciertas características estéticas o mecánicas, bien diferenciadas de las de los automóviles convencionales.
Características de los coches deportivos
Veamos cómo debe ser un coche para que pueda ser catalogado como vehículo deportivo.
Respecto a la estética:
- Silueta estilizada y aerodinámica
- Carrocería diferenciada: cupé, descapotable, biplaza, etc.
- Elementos diferenciales: parrilla, retrovisores, estética, llantas, escapes, etc.
Como vemos, la catalogación de coche deportivo, estéticamente hablando, puede aplicarse a modelos muy distintos. Por ejemplo, un Peugeot 408 Coupé no se parece en nada a un VW Golf VR6, pero ambos son considerados como deportivos. Cada uno en su propio estilo.
Respecto a la mecánica y a las prestaciones:
- Motorizaciones de potencia extremadamente alta
- Chasis reforzado
- Sistema de frenos potenciado
- Amortiguación muy dura
- Llantas grandes, para minimizar la deformación del neumático
- Neumáticos blandos de perfil bajo
En consecuencia, en la actualidad son considerados coches deportivos ciertos que solo presentan modificaciones estéticas. Otros, únicamente, se diferencian en las motorizaciones.
Pero un auténtico deportivo ha de aunar ambas virtudes: mecánica y estética. Por ejemplo, la carrocería de un BMW 318d es similar a la de un BMW M3. Sin embargo, los aditamentos estéticos, la estructura y la mecánica están a años luz. Por eso, el primero es un coche convencional y el segundo un modelo deportivo.
¿Por qué los coches deportivos son tan bajos?
Se debe a motivos puramente mecánicos: un coche deportivo ha de tener un agarre y una estabilidad excepcionales. Muchos pensarán que esto se consigue con unas ruedas de alto rendimiento y un sistema de amortiguación duro.
Es cierto, pero uno de los factores que más influye en la estabilidad y el agarre es la altura total del coche. ¿Por qué? Por una cuestión elemental de física denominada centro de gravedad.
Cuanto más bajo sea el centro de gravedad de un objeto, menos propenso será a desestabilizarse en movimiento. Por tanto, un coche bajo siempre será más estable sobre el asfalto y, además, será más difícil que vuelque al tomar curvas a alta velocidad.
Y ahora que ya sabemos exactamente qué es un coche deportivo, estamos capacitados para conocer si un fabricante intenta darnos gato por liebre cuando dice que un determinado modelo tiene carácter deportivo.